El cáncer tiene un nuevo enemigo: un virus modificado.

El cáncer tiene un nuevo enemigo: un virus modificado.

El cáncer tiene un nuevo enemigo: un virus modificado.

Mientras la comunidad científica internacional sigue desarrollando nuevos y sofisticados tratamientos, de los diversos laboratorios surgen propuestas que dan esperanzas a pacientes, médicos y a todos los que estamos relacionados a las áreas de la salud.

Todos estamos en busca de opciones que eviten la radioterapia y las quimioterapias, que muestran efectividad, pero tienen una gran cantidad de efectos secundarios indeseados.

En un artículo reciente, se menciona una técnica basada en nuestro funcionamiento orgánico natural: con la inoculación de ciertos virus desactivados, provocar al sistema inmune del paciente para que desarrolle defensas suficientes que destruyan o eliminen las tumoraciones. Esto suena muy simple, pero es un paso importante en los tratamientos porque ciertas células presentes en los tumores cancerosos usan mecanismos de “camuflaje” y no son detectadas por nuestras defensas como una amenaza. Por esta razón, no son atacadas y por ello proliferan descontroladamente.

Nuestro sistema inmune tiene muchos comportamientos inteligentes, como por ejemplo reconocer los agentes patógenos y desarrollar defensas específicas contra ellos. Esta es la razón por la que algunas enfermedades nos atacan sólo una vez en la vida: nuestro sistema de protección reconoce la amenaza, desarrolla anticuerpos específicos, la aniquila y estos linfocitos permanecen presentes, de tal forma que la próxima vez que aparecen los mismos patógenos, ya no pueden desarrollarse porque son exterminados en sus etapas iniciales.

Sin embargo, hay ciertos procesos en los que el sistema inmune no puede reconocer cuál es el enemigo a atacar, por lo que se “desactiva” permitiendo su reproducción. El reto es hacer que nuestros anticuerpos re-aprendan las señales marcadas por esta bioquímica y puedan volver a funcionar en contra de ellos.

El primer paso fue localizar un virus que ataque por igual a ciertos roedores que se usan en el laboratorio como a los seres humanos, para poder realizar con ellos diferentes procedimientos y analizar su comportamiento, y después fácilmente trasladarlos al entorno de los tratamientos para humanos.

El virus elegido por la investigación en biomedicina fue el que causa la coriomeningitis linfocítica, que a pesar de su aterrador nombre, genera muy pocos problemas de salud en adultos sanos.

Aquí te explicaremos cómo funciona: En primer lugar, el virus mencionado no sirve para atacar al cáncer. En segundo lugar, sabemos que un tumor canceroso genera ciertos tipos específicos de proteína. Para finalizar, los científicos han modificado al virus para que produzca las mismas proteínas de un tumor.

El coctel está servido: cuando el sistema inmune aprende a resistir la infección del virus, lo que está usando como señal es una proteína tumoral. Dicho de manera sencilla: la marca que hace que las defensas ataquen son proteínas de cáncer, por lo que fácilmente nuestros anticuerpos aprenderán a resistir el tumor, reclutando un tipo de anticuerpo llamado Linfocito Citotóxico, también conocido como “célula asesina”.

Hasta el momento prácticamente no se han detectado efectos negativos mayores, y aunque faltan muchos pasos en esta investigación, sabemos que la Ciencia está en el camino correcto.

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Metepec, Estado de México

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