La inmunoterapia abre posibilidades de tratamiento al mal de Parkinson
Hasta hace poco tiempo, no había una liga visible entre las enfermedades autoinmunes (aquellas en las que el propio organismo ataca a sus estructuras sanas) y los padecimientos neurodegenerativos. Ahora, los recientes desarrollos científicos apuntan a encontrar relaciones sólidas entre ambos.
Aun cuando el Parkinson sigue teniendo un origen incierto, no sólo es un trastorno del movimiento. Es una patología neurodegenerativa irreversible y progresiva que aún no tiene cura y que también desencadena alteraciones en la función cognitiva, en la expresión de las emociones y en la función autónoma.
La prestigiada revista Nature ha dado a conocer un estudio liderado por David Sulzer, de la Universidad neoyorquina de Columbia donde se muestra la posibilidad de que tenga relación con el sistema autoinmune, ya que los pacientes afectados presentan en sus cerebros cantidades mayores de alfa-sinucleína, una proteína que se acumula en las células y estos depósitos pueden activar a las células T relacionadas con los ataques autoinmunes. Hace tres años, Sulzer ya había observado que las células T podían confundir neuronas dañadas por el párkinson con invasores externos.
En la reciente investigación se compararon muestras de 67 pacientes y 36 individuos sanos para observar las diferencias en su cerebro. Los expertos se dieron cuenta de que un conjunto concreto de moléculas derivadas de alfa-sinucleína –que actúa como determinante antigénico manifestado por los alelos del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH)– puede ser reconocido por las células T de los pacientes pero no por la de los individuos sanos.
Una de las funciones de las proteínas CMH es unir fragmentos de proteínas procesadas y presentarlos en la superficie de la célula donde son analizados por células del sistema inmunitario. Este sistema ignora la mayoría de esos fragmentos, pero algunos de ellos provocan una respuesta inadecuada de las células T. La reacción de estas células depende de un gen implicado en el sistema inmunitario, lo que explicaría la asociación de la enfermedad con variantes de los genes del CMH que darían lugar a una respuesta autoinmune, y que podría ser la que desencadena la enfermedad.
El problema del párkinson se agrava a edades avanzadas y en ciertas patologías donde el proceso de reciclaje de proteínas se atenúa y da lugar a la acumulación de proteínas como la alfa-sinucleína. Si el sistema inmunitario no ha detectado esas proteínas previamente, las confundirá con un agente patógeno al que es necesario enfrentarse y atacar. Por ahora, este equipo de investigadores continúa analizando las respuestas de los pacientes para identificar las fases moleculares que derivan en una respuesta autoinmune en animales y modelos celulares. Según Alessandro Sette, coautor del estudio e investigador de La Jolla Institute for Allergy and Immunology, su descubrimiento plantea la posibilidad de que la inmunoterapia pueda aumentar la tolerancia a la alfa-sinucleína, con lo que se podría prevenir o evitar que los síntomas del párkinson empeoren.
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Referencias:
Sulzer, D. (2017). T-cells from patients with Parkinson’s disease recognize α-synuclein peptides. Nature. doi:10.1038/nature22815
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