Premios Nobel de Medicina y Química 2017
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¿Qué secretos guarda nuestro reloj interno?
El primer Premio Nobel del año se otorgó a tres destacados científicos estadounidenses. El Nobel de Fisiología y Medicina 2017 ha ido a parar a las manos de Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young por sus estudios sobre los mecanismos fundamentales que rigen los ritmos circadianos y las posibles consecuencias terapéuticas que puedan llegar a tener sobre algunos genes y proteínas que pudieran desatar desórdenes del sueño y otras patologías.
El presidente del comité Nobel, Thomas Perlmann mencionó que al anunciarle el premio a Rosbash por teléfono, media hora antes de contarlo al mundo, sólo respondió «tienes que estarme haciendo una broma». Perlmann menciona que aún no han sido capaces de ponerse en contacto con Young para comunicarle que ha sido galardonado.
«No se sabía cómo funcionaban los ritmos circadianos, si era una respuesta a algo exterior o endógeno. Ellos lograron encontrar el mecanismo que controla el funcionamiento del reloj», mencionó Anna Wedell, profesora de genética médica en el Instituto Karolinska y directora del comité Nobel para Fisiología y Medicina de este año.
«Lo del reloj es una metáfora pero el mecanismo es parecido a un oscilador», ha explicado Wedell minutos después del anuncio. «La mayoría de nuestras células tienen esa función, y ahora sabemos que por señales emitidas desde nuestro cerebro, el mecanismo es autosostenible y autoregulado».
Un breve repaso de los logros de cada uno:
Jeffrey C. Hall es un genetista que pasó gran parte de su carrera como profesor en la Universidad de Brandeis y su trabajo con la mosca de la fruta le llevó a identificar una proteína fundamental a la hora de regular estos ritmos, que inciden tanto en el sueño como en los procesos de cortejo de las ‘Drosophila melanogaster’. Michael Rosbash, también en Brandeis, colaboró con él para descubrir y estudiar este gen durante los años noventa.
Michael Young, el más joven de los tres, lleva desde los años ochenta estudiando el mismo gen ‘period’ en las moscas de la fruta, así como otros genes asociados con el reloj circadiano desde su laboratorio en a Rockefeller University.
¿Quién ganó el año pasado?
Un día como hoy de hace un año, el japonés Yoshinori Ohsumi se alzó con el Nobel de Medicina por su trabajo sobre la autofagia celular, o dicho de otro modo, cómo las células se comen a sí mismas cuando alguna de sus partes se vuelven inservibles.
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Nobel de Química se otorga por descubrir una nueva forma de ver las moléculas.
El premio ha sido concedido a Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson.
Estos notables científicos son los creadores de la críomicroscopía electrónica, o como ha declarado el Secretario General de la Academia Nobel, Göran Hansson: <un método muy “chic” para ver las moléculas>.
El jurado ha declarado a la críomicroscopía como una revolución, ya que permite observar moléculas biológicas en su entorno natural y sin usar tintes. El antecedente de las observaciones al microuniverso lo tenemos con el microscopio electrónico, desarrollado en el siglo pasado. Con él hemos abierto puertas insospechadas y nos ha dejado ver y descubrir campos que cada vez nos maravillan más, pero tiene una desventaja: para observar los objetos se requiere que estén al vacío.
La criomicroscopía resuelve este límite gracias a que Jacques Dubochet (Universidad de Lausana, Suiza) fue el creador de una técnica de congelamiento ultra-rápido a partir de un gas como el nitrógeno líquido o el propano, cuidando de que no se formen cristales de hielo que suelen refractar el haz de electrones del microscopio y distorsionar la imagen. Este proceso fue llamado vitrificación y permite ver nítidamente las moléculas.
El escocés Richard Henderson, por su parte, fue desde los años setenta un pionero en el desarrollo de detectores directos de electrones que, una vez aplicados al campo de la criomicroscopía logró observar por primera vez las moléculas en su estado natural. Por último, Joachim Frank, de origen alemán pero durante muchos años adscrito a la Universidad de Columbia, es considerado el fundador de la técnica. Él ha empleado extensivamente sus conocimientos para desvelar nuevas funciones, hasta entonces desconocidas, de algunas partes de la estructura de las bacterias y células eucariotas.
«Llevo años observando moléculas y para mí, las más interesantes son las del ribosoma» que es la parte de la célula encargada de crear las proteínas, ha declarado Frank tras serle anunciado el premio obtenido.
¿Recuerdas quién ganó este premio el año pasado?
En 2016, el comité Nobel premió a Jean Pierre Sauvage, Fraser Stoddart y Bernard L. Feringa por crear las máquinas más pequeñas del mundo. Estos investigadores lograron juntar moléculas para crear pequeños ascensores, motores, ordenadores, coches y hasta músculos.
Estas son las máquinas más pequeñas nunca construidas por el ser humano, hasta mil veces más finas que un cabello, y les valió el premio por abrir la puerta al desarrollo de nuevos materiales y sensores.
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